Le habla directo a la cámara.
(Silencio. Toma aire. Exhala sarcasmo como quien exhala humo de cigarro caro.)
Ya encontré ese je ne sais quoi que todos decían que tenía.
Resulta que sí lo tenía. Solo estaba sepultado bajo tres exes, dos renuncias emocionales y una crisis de identidad con delivery diario.
Gracias por nada, Saturno. De verdad. Outstanding work. Diez de diez. Would recommend to a friend.
(Sonríe con esa sonrisa que conoce todos los secretos del universo y aún así paga Netflix.)
Porque a ver, si no han pasado por su Retorno de Saturno, les explico rápido:
Es cuando el universo decide que es momento de podarte el alma con machete.
Te quita todo lo que usabas para parecer funcional:
la pareja, el trabajo, el “yo soy así”, la dignidad que pegaste con tape y rezos.
Y tú ahí, colapsando con estilo. Llorando bonito. Meditando entre gritos.
Diciendo “me estoy transformando” mientras haces doomscroll a las 3 a.m. con una ansiedad tan elegante que hasta da envidia.
(Pausa. Mira a la cámara como si fuera su mejor amiga.)
Saturno no destruye por placer.
Bueno, tal vez un poquito sí.
Pero principalmente te desmantela para que veas que, sin todo eso…
sigues siendo tú.
Y no cualquier tú.
Una tú con un je ne sais quoi irreversible.
Ese algo que nadie puede nombrar porque francamente, ni ellos saben qué carajo es.
Esa cosa magnética, rota y poderosa que ahora tienes en los ojos.
Que no sabías que se cultivaba así:
con caos, con dolor, con mil “ya no puedo” seguidos de un “pero voy, porque el Netflix no se va a pagar solo”.
(Mira a la cámara. Más suave ahora, pero con ese brillo de quien ya sabe.)
No sé en qué momento exacto me cambió la mirada.
Pero sí sé que un día dejé de justificarme.
Y otro dejé de rogar amor como si fuera WiFi gratis.
Y luego un día ya no quería que me salvaran.
Solo quería espacio para ser.
Y juro por Dios, ese día, Saturno se fue.
Seguramente a joder a otra persona. Thoughts and prayers.
(Sonríe. Genuina por primera vez.)
Dejó su desastre. Su silencio. Su eco.
Pero también dejó esto:
Una mujer con la cara lavada, el corazón cicatrizado y el descaro de volver a empezar.
Con hambre, con ternura, con verdad.
Y con la certeza de que si sobreviví a eso, puedo con cualquier pendejada que venga.
Y ese je ne sais quoi que ahora ya no se pierde.
Porque lo gané.
A putazos.
Con estilo.
Y sin disculpas.
(Guiña el ojo. Fin.)
Wuwuwuwuwuuwuw 👏🏾👏🏾👏🏾👏🏾👏🏾
Te admiro y te quiero muchísimo.💜